Nuestro Symballo

miércoles, 12 de marzo de 2014

CARTA AL COLEGIO HERMANO

Queridos amigos del C.E.I.P. Albuera: 
Nos ha gustado mucho el vídeo que nos mandastéis de las Tablas de Daimiel con muchas especies de aves, vimos algunos cangrejos y también nos ha gustado el vídeo de la Motilla de Azuer que parece un laberinto, es el más antiguo de España. Hemos visto un poco de agua y pensabamos que para pasar ya se acababa el camino y había que darse media vuelta.
Un saludo de David y Miguel Ángel. Aquí os dejamos un vídeo de Quesada:




glosario

Nomáda: no reside en un sitio fijo sino que va de un sitio a otro

Sedentario: reside en en un lugar fijo 


Cerámica: objeto realzado con barro cocido

Paleolitico: primer periodo de la prehistoria

Neolítico: Último periodo de la Edad de Piedra.

Tribu: pequeños grupos humanos formados por varias familias


jueves, 6 de marzo de 2014

CUENTO SOBRE LA MUJER

Cuentan que dos marineros que iban navegando por los mares del sur, desembarcaron en una preciosa isla para descansar.
Los habitantes de la isla les recibieron con gran entusiasmo y durante varios días les agasajaron con fiestas.
Uno de los días, los marineros decidieron dar un paseo por la isla y se encontraron con una muchacha que estaba lavando ropa en el río.
Uno de los marineros se acercó a ella y le preguntó: ¿Cómo te llamas?
La muchacha no respondió. El marinero pensando que no le había escuchado le volvió a preguntar: “¿Cuál es tu nombre?”.
La muchacha se giró y le dijo: “Lo siento no puedo hablar contigo sin estar casada antes”.
” Entonces me casaré contigo”, le respondió el marinero.
El otro marinero le dijo: ¡Estás loco!¡Apenas la conoces! Además hay otras muchachas mucho más bellas que ella”.
“Me casaré con ella”, le respondió el amigo “y espero que te quedes para mi boda ya que yo ya no me marcharé”.
“Como tu quieras amigo”, le respondió el marinero.
Y así se dirigieron a hablar con el padre de la muchacha para pedirla en matrimonio.
“Señor”, le dijo el marinero “deseo casarme con su hija”
El padre se mostró encantado y le dijo: “forastero si te quieres casar con una de mis hijas tendrás que pagarme una dote de 9 vacas. ¿con cuál de mis hijas deseas casarte?”
“Quiero casarme con la muchacha que lavaba ropa en el río”, le respondió el marinero.
Sorprendido ante la elección del marinero ya que sus otras hijas eran mucho más hermosas, le dijo ” en ese caso sólo tendrás que darme 3 vacas “.
El marinero le replicó, “Te pagaré las 9 vacas”.
Y así fue. El marinero se casó con la muchacha que lavaba ropa en el río y su amigo se quedó a presenciar la boda para posteriormente zarpar de nuevo.
Pasado un tiempo el marinero volvió por la isla y decidió ir a visitar a su amigo, Sentía curiosidad por saber cómo le iban las cosas y si seguía casado.
Al llegar a la isla, vio a un grupo de hombres y mujeres que iban cantando y bailando. En el centro iba una muer guapísima con el cabello adornado con unas flores.
Se detuvo para contemplar la imagen y ver la belleza de la mujer.
Al cabo de un rato encontró a su amigo.
Se saludaron con gran entusiasmo y el marinero le preguntó si seguía casado.
“¡Por supuesto!”,  le dijo él. ” De hecho te habrás cruzado con ella de camino”.
El marinero no recordaba haberse cruzado con ella.
“Si”, le dijo el amigo. “Hoy es su cumpleaños y están celebrándolo”
¡Era la mujer que iba en el centro bailando!.
“¿Cómo es posible?”, le dijo el marinero. “Esa mujer no se parece en nada a la muchacha que yo conocí”.
“Muy sencillo”, le contestó el amigo. “Me dijeron que valía 3 vacas y yo la traté como si valiese 9 vacas”

miércoles, 5 de marzo de 2014

PLATERO Y YO

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos
 son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente:  ¿Platero?  y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
—Tiene  acero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.