-Leopoldo, tienes comida fresca en casa, así que olvídate del paté,
Carlino siguió adelante y terminó las compras y salió. En los aparcamientos descubrió con horror que su gato había cogido una lata de paté y no la había pasado por la caja. Carlino se imaginó descubierto por los vigilantes del supermercado , tratando de explicar el comportamiento delictivo de su gato. Expulsado por cómplice, tenía que mudarse de su barrio. Mientras al pie de una columna, el gato contemplaba extasiado la lata. Para Carlino solo había una manera de solucionar eso dignamente. Cargó el gato, la lata, las bolsas y entró de nuevo en el supermercado. Pidió hablar con el gerente. Le explicó al hombre lo sucedido. Carlino le pidió la lata al gato. Carlino le dijo perdon y el gerente dijo que no pasaba nada.
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